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El Don de la Economía

La economía es un tema de gran importancia en la sociedad actual. No hay que vivir la vida con la lógica de la economía del mercado sino con la lógica de la economía del don en la cual Dios es el dueño de todo. Los seres humanos han desarrollado sistemas complejos para administrar y distribuir los recursos de manera justa y eficiente. Sin embargo, la Biblia también nos proporciona una perspectiva única sobre la economía, presentando a Dios como el dueño supremo de todo y enfatizando la importancia de la administración adecuada de los recursos que Él nos ha dado.

Nosotros hemos recibido todo lo que somos y tenemos como un don, como un regalo. Así nos lo recuerda en 1 Corintios 4:7, “¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”. Esta declaración nos recuerda que todo lo que tenemos, incluyendo nuestras habilidades y posesiones, es un regalo de Dios, nosotros sólo somos los administradores. La economía, en última instancia, se basa en la idea de que Dios es el propietario de todo y nosotros somos administradores de sus bendiciones. Esta perspectiva nos invita a ser humildes y a reconocer que nuestras posesiones son un don divino que debemos utilizar de manera sabia y responsable.

Jesús se fija en qué clase de administradores somos el distingue muy bien el buen y el mal administradores 1 Corintios 4:1, el apóstol Pablo nos insta a ser “administradores de los misterios de Dios”. Esto implica que nuestra responsabilidad económica no se limita únicamente a nuestras posesiones materiales, sino que también abarca los principios y enseñanzas espirituales que Dios nos ha revelado. Nuestra administración de la economía debe estar en consonancia con los valores y mandamientos de Dios, buscando el bienestar común y no solo nuestro propio interés.

El pasaje de Lucas 12:42-48 nos habla de un administrador fiel y prudente al que se le confían grandes responsabilidades. Jesús nos dice que aquellos a quienes se les ha dado mucho, también se le pedirá mucho a cambio. Esto nos desafía a utilizar nuestros recursos económicos de manera responsable y generosa. La administración adecuada de los bienes materiales es una prueba de nuestra fidelidad y un reflejo de nuestra relación con Dios.

En Lucas 16:11, Jesús declara: “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?”. Esta frase nos lleva a reflexión sobre cómo manejamos nuestras finanzas y cómo nuestras acciones económicas pueden revelar nuestra verdadera naturaleza y prioridades. La codicia y la avaricia, que a menudo están asociadas con la búsqueda desmedida de riquezas materiales, son condenadas en la Biblia. En Eclesiastés 2:8-30, se nos advierte que la búsqueda obsesiva de ganancias no trae satisfacción duradera, sino que es vanidad y aflicción.

Recordatorio importante nos ofrece Hebreos 13:5 en relación con la economía: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”. Esta declaración nos anima a confiar en Dios como nuestro proveedor y a vivir una vida libre de avaricia y preocupación desmedida por las riquezas. Nuestra confianza en Dios debe prevalecer, sobre todo.

3 Responses

  1. la prosperidad depende de cuanto le crees a Dios y a su palabra, de como actuamos y le buscamos.

  2. Excelente artículo. Esto me recuerda que es un don ser buenos administradores de todo, lo que es de Dios. , Incluyéndome yo misma.

  3. He visto su Gracia, de acuerdo a lo mucho que el me da, también me pide como administradora las cuentas de ello. Le servimos por amor y en acto de agradecimiento por tanto. Excelente artículo gracias

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